Índex
El acceso a la atención de salud mental de alta calidad es más esencial que nunca. Se considera que un 25% de la población tendrá un trastorno mental a lo largo de su vida, y en Cataluña representan un 12,5% de los problemas de salud de la población, por encima del cáncer o enfermedades cardiovasculares.
La enfermedad mental puede despojar a las personas de su independencia, bienestar y dignidad. La enfermedad mental afecta la capacidad de una persona para vivir con comodidad y propósito
Con una pandemia mundial que ha acentuado la necesidad de atención a la salud mental de millones de personas en todo el mundo, es fundamental la creación de entornos que aborden los sesgos culturales y ayuden a transformar los estigmas que esta enfermedad aun conlleva.
Hablar de “Hospital psiquiátrico” trae a la mente imágenes sombrías, a menudo incómodas: desde el paciente mental estereotipado, peligrosamente violento hasta los ambientes lúgubres en los que se mantiene a los pacientes fomentado por clichés que forman parte del imaginario colectivo y que se encuentran abundantemente en las películas y los medios de comunicación
El estigma asociado con la enfermedad mental es muy común. Los pacientes enfrentan prejuicios, estereotipos, malentendidos, discriminación y autoestigma. Tienen miedo de ser etiquetados. Otro miedo es a los servicios de salud mental y la aprensión al tratamiento aumenta; cuando un paciente tiene que ser tratado en un hospital psiquiátrico aparece el miedo al estigma asociado a una instalación, que a menudo se asocian con una penitenciaría o un asilo.
Durante décadas, las instituciones de salud mental, diseñadas para pacientes en peligro de autolesionarse, han priorizado la seguridad (de los enfermos y de los trabajadores) sobre la creación de entornos favorables para los pacientes.
Dichos edificios, con un carácter mas propio de instituciones penitenciarias, se enfocan en mantener a los pacientes lo más seguros y distanciados posible. Los componentes arquitectónicos y de diseño limitantes, combinados con la falta de naturaleza, solo hacen que los pacientes se sientan cada vez más aislados.
Los espacios de salud mental tienen un impacto significativo en el proceso de recuperación de los trastornos de conducta. La estigmatización de la enfermedad mental se refuerza a través de espacios de tratamiento todavía hoy con un carácter clínico e institucional, diseñados para ser seguros y fáciles de limpiar, lo que a menudo resulta en espacios que perciben fríos y estériles, llenos de materiales duros y sintéticos.
Después de un siglo de instituciones insalubres que han alentado el estigma asociado con el manicomio, en los últimos años la tendencia es promover la importancia del entorno físico para la rehabilitación psiquiátrica, incorporando la comunidad y las ideas de entornos favorables para el paciente en el diseño de los recursos para la recuperación de los trastornos de salud mental.
¿Cómo puede la arquitectura mejorar los entornos terapéuticos?
El espacio físico debe ser un entorno favorable para el paciente que complemente la práctica clínica y que fomente la reducción de la estadía.
Mediante un diseño consciente de los espacios se puede fomentar la actividad física de las personas para una mejor gestión de la comorbilidad de los pacientes, lo que significa mejorar también la presión arterial, diabetes, obesidad y enfermedades respiratorias.
Diversos estudios han comprobado que las habitaciones individuales para pacientes con baño privado reducen el estrés y la agresividad de los usuarios, de manera que se mejora el proceso de recuperación y las condiciones laborales de los cuidadores.
Se ha demostrado que la exposición a la naturaleza reduce los niveles de cortisol, un indicador de estrés o que reemplazar habitaciones grandes, por espacios más privados e íntimos puede disminuir el estrés de los pacientes consiguiendo una mayor adherencia al tratamiento y lograr un progreso duradero en su recuperación.
Para el diseño de la ampliación y reforma del Hospital Sagrat Cor de Martorell hemos realizado una amplia revisión de la literatura existente acerca del diseño para establecimientos de salud mental, en la que se determina que hay elementos del entorno físico que afectan directamente a la salud mental de las personas.
Hemos desarrollado en este edifico cinco conceptos que forman parte de nuestra manera de afrontar los proyectos, un diseño consciente para que el entorno físico participe del proceso de recuperación de los pacientes, poniendo en el centro de nuestros diseños a las personas:
Debe considerarse el paisaje exterior como una parte fundamental del entorno terapéutico. La visión del exterior es una regla de diseño fundamental, para facilitar la presencia de la luz, que favorece la orientación espacio-temporal.
Es necesario crear conexiones con la naturaleza a varias escalas, desde áreas protegidas al aire libre para leer, hablar o sentarse y pensar hasta las vistas restauradoras hacia la naturaleza, desde el exterior o desde las ventanas del interior del edificio.
Los espacios exteriores (jardines, terrazas,…) favorecen la vida activa de los pacientes, su independencia en ambientes seguros, controlados y que reducen la agresividad y la ansiedad.
Es importante estimular la interacción social, como parte fundamental de la normalización y contra la estigmatización de los pacientes con trastornos mentales. Hay que diseñar lugares que favorezcan los encuentros y la comunicación entre las personas, así como la sociabilización y la permanencia en los grupos sociales de los pacientes.
Hay que crear diferentes espacios que fomenten la posibilidad de desarrollar actividades, grupales o individuales, diversas y que faciliten la interacción entre las personas, creando espacios de conversación y zonas de ocio, al igual que en un espacio domestico hay espacios para diversas actividades, tanto interiores (comedores, estar, biblioteca) como exteriores (porches).
La implicación de las familias resulta muy importante. Se debe disponer de espacios donde los residentes puedan compartir con sus familiares su vida diaria, dentro del espacio común o en pequeñas salas privadas.
Es importante Deben crearse espacios que aseguren la protección de la dignidad y la privacidad de los pacientes mientras mantienen la seguridad, así como la humanización adecuada del espacio hospitalario con respeto por los determinantes locales y culturales.
La habitación individual permite a los residentes controlar el nivel de estímulos, así como la personalización del espacio, lo que proporcionará familiaridad y un entorno propio.
En todos los espacios deben tener la máxima luz natural, ya que tiene un efecto beneficioso sobre el bienestar de los pacientes. Existen numerosos estudios que verifican la mejora sobre el ritmo circadiano de los residentes, el ciclo día-noche, el nivel de actividad o la reducción del consumo de medicación.
Debe promoverse el máximo la entrada de luz solar, mediante ventanas al exterior, que a la vez permitan establecer contacto con el entorno y ensanchar la percepción del entorno espacial.
Es fundamental la creación de ambientes afectivos y seguros, lugares donde los pacientes se sienta cómodos, seguros y en un entorno doméstico, (en el sentido de la escala, el confort, los materiales o el mobiliario) y, en última instancia, que infunda un sentido de esperanza. El objetivo es desinstitucionalizar las instalaciones y crear lugares que sean cómodos, tranquilos y silenciosamente inspiradores.
Es importante el uso de materiales culturalmente relevantes y familiares para los usuarios, que a su vez sean compatibles con la seguridad de los pacientes, la salubridad y el respeto al medio ambiente.
La arquitectura se trata de espacio y lugar, comprender el contexto físico de la vida de las personas. Cualquier obstáculo en nuestro entorno requiere energía extra de nuestra parte. Cuando estamos bien y activos esto es manejable: cuando estamos enfermos es más difícil superar esos obstáculos, ya que necesitamos recurrir a recursos que son escasos o no están disponibles. Diseñar espacios de acuerdo con la percepción y la fisiología de las personas, y las mejores prácticas terapéuticas, es la esencia de la arquitectura terapéutica, que el entorno sea restaurador y apoye la salud y el bienestar
Fomentar la escala humana, el confort y el bienestar de los usuarios, diseñando para la estimulación de todos los sentidos humanos, conseguir espacios que promuevan la autonomía e independencia de las personas, las relaciones sociales y la pertenencia a un colectivo, pero que también protejan la intimidad e individualidad es el objetivo en nuestros diseños, una Arquitectura centrada en la persona.